Espacio dedicado al mundo del vino y sus relaciones con la gran música de todos los tiempos.
Nueva sección en CLASICODIGITAL dedicada a las relaciones más o menos etéreas entre los estilos musicales, el concepto de la armonía, la melodía, la textura musical, la orquestación y por otro lado los aromas, colores y sabores del vino. Dos mundos aparentemente dispares pero enfocados a delimitar y descubrir sensaciones y experiencias de la cultura humana. Ya en La Traviata o en Marina disfrutamos de dos magníficos ejemplos de brindis y de fiesta musical..."que el vino hará olvidar las penas del amor". En Don Giovanni..."Finch'han dal vino. Calda la testa. Una gran festa. Fa preparar". Falstaff pide una botella de Jerez en el acto Primero, etc, etc. Como vemos el vino y la música están muy asociados, pero aún daremos un paso más y a cada bodega y a cada vino asociaremos una obra musical determinada, un juego de relaciones sonoras y aromáticas, de sabores y armonías, de colores y estilos musicales. Las copas golpean instantes antes de que los novios se lancen a un vals. Una copa de un vino gran reserva o de un brandy puede ser también el inicio de una deliciosa sesión con alguna de las Sinfonías de Brahms o de Bruckner. Un vino joven con sus aromas ligeros a flores frescas está en perfecto maridaje con las primeras sinfonías y cuartetos de Mozart o con su Concierto para Flauta y Arpa o con las oberturas, cuartetos y sinfonías del siempre joven Arriaga. Los vinos más elaborados y añejos, con aromas más densos, especiados, hierbas aromáticas, torrefactos...van ligados a una música con mayor complejidad contrapuntística y armónica como pueden ser las grandes obras del Romanticismo y del Nacionalismo: Tchaikovsky, Mendelsshon, Falla, Turina, Otros más aventurados y exóticos van más ligados a obras del impresionismo y expresionismo. En esta nueva sección intentaremos asociar nuestros vinos con la gran música, la llamada CLÁSICA, entendiendo por ello una categoría al margen de concepciones historicistas, situando a lo clásico como algo que trasciende de su origen y se sitúa en una categoría en sí misma válida e imperecedera. Lo clásico no tiene edad porque ha superado la expectativa del tiempo. Lo clásico establece una cadena sensorial rica en contenidos y lazos imbricados. Lo clásico se mantiene porque no huye de sus orígenes y ancestros, es más, los asimila y los transforma en algo nuevo. Lo clásico en algún momento se la jugó y fue transgresor, revolucionario, después el tiempo hizo que se le respetara y admirara. Vino y música de la mano, muy cerca. Nos atreveremos a oler los aromas de un Montilla o de un Cigales mientras escuchamos el aria del ruiseñor de Francisquita, a observar el rojo rubí de un Ribera del Duero mientras comienza la fuga del Cuarteto número 4 Op. 18 de Beethoven, aprenderemos el retrogusto de un Marques de Riscal entre los melismas de Juan del Encina, subiremos hasta la cima de La Canción de la Tierra de Mahler con la magia de un Clos Erasmus del Priorat o perseguiremos el Sueño de una noche de verano de Mendelsshon con las notas florales de un Albariño Pazo de Barrantes.